Tomado de: Cine y subdesarrollo, Ivork Cordido.

Siempre que se habla de documental surge la idea de una reproducción mecánica de la realidad, sin embargo la preocupación del documentalista social se centra en cumplir un papel clarificador para él y para el espectador, la realidad debe ser presentada en sus diversos aspectos, y puede ser a través de símbolos que posean la virtud de la diversidad de significados. En términos generales el autor o director intenta desarrollar un discurso designativo, las limitaciones tienen sus orígenes en el deseo de despersonalizar la obra del director por parte de este como una concesión a un público que le atribuye al documental un cierto valor de verdad. El documental social permanece dentro del cine pero ligado generalmente a la palabra con el predominio de esta y no como lo exigía Galvano como un recurso plástico.