Lo mejor de este documental es la intimidad que se logra con la cámara casera de vídeo al acercarnos a los rostros, manos e instrumentos de cada artista. Este detalle de intimidad logrado por la steadycamn, en momentos claves como los de los conciertos en vivo, resultan eficaces puesto que nos permiten estar allí, en el escenario, junto a ellos.